... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Ella

fuente foto: google.


Música: Canon (Pachelbel) - piano*

(Esto lo he escrito muy lento, sentado con mi libreta en el borde de mi cama)

"Ella no sabe qué le falta. No es su propio amor, no es sentir, no son palabras ¿o sí?.
Ella no ha olvidado lo que fue y lo que pudo ser, con Él.
Ella se levanta y abre en su recuerdo aquella ventana de la casa del alba. Y yo veo su cara reflejada en un pliegue al borde de mi alma. Ella ya no está. No tengo.

Y escucha acunar en el viento, en un piano con una mano inconclusa, un tequiero que falta.

Ella viste su cama con sábanas limpias cada mañana. Y huelen a ausencia destripada por dentro, a lágrimas secas sobre la almohada, a las cinco de la madrugada. Él ya no está. No tiene.

- Hay algo... algo que te has llevado de , y no sé ponerle nombre - me dijo después de unas semanas.

Ella...
...Ya no sé más de Ella. Lo siento. Pero yo soy Él. El que fue, y todo lo que pudo... y puede ser."

* El Canon de Pachelbel se suele usar con frecuencia en las celebraciones de bodas.

-.-

Más en el primer comentario

Scriptoria: Un Año

Hola a tod@s.

Ángel no va a venir hoy. Él lo ha preferido así. Ha preferido que sea yo el que os hable desde este buró donde él se sienta a diario. De modo que me ha dejado la pluma más liviana que tiene y he comenzado a garabatear estas palabras.

Vosotros ya conocéis mi voz.
Pero... me presento. Soy el narrador de El Hombre Sin Tildes. Soy el único personaje omnisciente que existía antes que Scriptoria. Por lo tanto... veo todo. Sé todo lo que no sabéis de AdR y he tocado la parte que jamás conoceréis de Ángel. Fibras que no tienen tendones ni huesos, donde todo se mueve por el impulso de los latidos del corazón y las lágrimas del recuerdo.

Hoy hace un año que Ángel decidió abrir Scriptoria. Para entonces yo ya estaba allí, observándole. Se llevó más de dos semanas en silencio para decidir cómo llamar a su Escritorio. Quería una palabra, una sola, que fuese atractiva, que pudiera tener tantos significados como personas que la leyeran, que fuese difícil de olvidar... una palabra que al final de su pronunciación dejase los labios como unos labios que acabasen de besar a otros.

Yo le he visto escribir cada palabra que ha volcado en estos pliegos de un color canela venido a menos. Son del mismo color que las losetas del paseo marítimo de la bahía que baña a su pueblo.

Él nunca os lo va a decir porque se guarda muchas cosas, pero escribe a lágrimas, esto es difícil de explicar con palabras si no lo ves. No le creáis si os dice algo diferente algún día. Pero cuando escribe no llora, deja rodar lágrimas, pero no os apenéis, todas son materializaciones del recuerdo, la ilusión, la nostalgia, el amor... y los sueños que guarda. Cosas que nunca se pueden tocar.

Eso fue lo que le dije antes de que abriera de nuevo este Escritorio, una vez que estuvo cerrado y ni siquiera yo podía hurgar en él. Le toqué en el hombro y le dije:

- Ángel, ¿no te das cuenta? Siempre escribes sobre cosas que no se pueden tocar.

Y él vio una fábrica. Él es así. Nunca le conoceréis pero es así.
Quiero daros las gracias a tod@s l@s que os habéis asomado alguna vez por aquí y os habéis empapado del sentir de sus palabras. Sin vosotros este Escritorio no estaría abierto y él... bueno, probablemente no seguiría escribiendo.

Ho Paura

(Este es un texto que tenía guardado desde hace un tiempo. Lo pongo ahora porque pienso que forma parte de "Soledades", en la barra lateral de Scriptoria)

fuente foto: google.


Música: Yann Tiersen.

Mi novela se escribe sola. Me siento ante el portátil y vomito páginas. Me vuelvo a sentar ante las libretas tras un paseo por la playa y amplío párrafos. Ya eliminaré y corregiré luego. Escribo en todos sitios: tumbado en la arena, de pie sobre una piedra, bajando escaleras... escribo dormido en la imaginación proyectada de una madrugada sin música.

No sé si será una novela digna de publicar. Mejor ya no digo nada, que parece que estoy llorándola en lugar de escribirla con el corazón, la cabeza y las palabras. Si tengo dudas es porque hay capítulos que no acaban de tener el tono del resto. Ya les haré bailar la misma música. La que yo les ponga, claro.

Os voy a regalar un sentir de Amadeo (es el protagonista de mi novela, lo digo para que no se pierdan los que me lean de primeras):

En un pedacito de su historia él dice que estar enamorado de una historia imposible es levantarse una mañana y notar que te falta algo sin lo que no puedes seguir viviendo. El corazón te dice que puedes continuar, que él te ayuda, no en vano es el músculo más fuerte que tienes. Haces un esfuerzo, das unos pasos y antes de llegar al baño algo que no tienes te rompe por dentro. Y es eso, que el corazón se ha equivocado y tú estabas en lo cierto.

Aquí acaba el sentir de Amadeo.

De vuelta a la vida real cada amanecer me quedo retozando en su perfume y la puerta del baño queda a pasos luz de distancia. Corazón y Cabeza para amar y escribir... y viceversa. Y pienso: "Yo no quiero caminar por ahí... sintiéndome incompleto, como le pasa al Hombre Sin Tildes. Ya estoy cansado de eso". ¿Dónde perdí mis tildes?.

La vida se genera y avanza por una amalgama de pulsaciones, de vísceras incontroladas. Visceral es la palabra.

Me da igual, olvidadlo. Menudas tonterías escribo... La pregunta que os formulo es esta:

"¿Cómo hace uno para no volverse loco y ver su rostro en cada chica que pasa? ¿Cómo?".

-.-

Más... en el primer comentario

Irme de Ti

"¿Sabes una cosa?

Me he quedado mirando un rato el cursor parpadeante, ese palito que avanza por la pantalla conforme nos van saliendo las palabras en esto de escribir e-mails. Me he quedado mirándolo porque es como un aviso para mí, como algo que me está diciendo continuamente: "¡eh! estoy aquí, escribe algo detrás de mí para que pueda seguir avanzando".

Así que me he visto en él. En ese... palito de los cojones. Porque soy igual de plano y recto. Como él.

Avanzo y voy dejando atrás las palabras. Y con las palabras se quedan atrás muchas cosas, cosas de las que no me quiero deshacer y debo dejarlas marchar.

Una mierda todo esto, ya me entiendes ¿verdad?. Sí, claro que me entiendes, cariño.
Nunca me voy a ir de ti."

Manos de Pianista

(Éste es uno de los mejores recuerdos que conservo de mi abuela. Uno inolvidable)

fuente foto: google.

Cada vez que yo me ponía a hacer algo sobre la mesa ella se quedaba mirándome desde su butacón, en silencio, con aquellos ojos grises que tenía. En esa ocasión yo estaba escribiendo en algunos apuntes de la universidad y pasando las hojas de un libro de arte.

- ¿Qué pasa, abuela? Me vas a decir que tengo las manos raras, como las rodillas.
- Es que es verdá, es que tienes las rodillas mu raras.
- Joe, abuela - y yo sonreía -, mis rodillas son normales.
- Que va, niño. Tus rodillas tienen muchos huesos.
- Los mismos que las tuyas ¿no?.
- No, yo tengo los que son, tú tienes más - y ambos sonreíamos.

Luego yo seguía escribiendo y ella recreándose en mis manos. Entonces me soltó aquello:

- Tienes las manos de pianista.

Yo dejé caer la pluma, me acerqué las manos y estudié de cerca mis dedos. Todos los días, desde hace años, hago eso al despertar, y me acuerdo de lo que ella me dijo.

- Cuando escribes parece que estés tocando las teclas de un piano. Y... me he estado fijando, y también lo haces cuando comes.
- Abuela... dime la verdad ¿yo soy guapo?.

Entonces ella me miraba de soslayo y ambos dibujábamos la misma sonrisa en los labios del otro.

- ¡Bah! Tu abuelo sí que era guapo... tú resultas... pues eso... ¡resultón!.

Y los dos irrumpíamos en una breve carcajada.
Pasaron los años y ella enfermó. Una tarde yo estaba al borde de su cama y uno de sus hermanos vino a verla. Yo estaba contándole algo y él, al ver que ella no me miraba con sus ojos grises, dijo:

- Ya no te oye.
- Sí me oye. Claro que me oye.

Días más tarde ella murió y, antes del velatorio, me quedé unos minutos con ella, solo, en su cuarto. Acerqué mis manos al silencio del borde de su cama y dejé que el aire quieto me dictase una melodía cadenciosa que elevase al cielo nuestros nombres. Esa fue la única vez que en lugar de escribir toqué el piano. Y ella lo oyó. Claro que me oyó.

Estaba tan guapa como cuando se fue su madre.

Una vez mi abuela me dijo que escribía con manos de pianista, y es uno de los mejores momentos que me guardo.

-.-

Y en el primer comentario... 14 cosas que me hacen feliz.

Cáncer

foto de aquí

Música: Cancer (My Chemical Romance)
Escúchala aquí.

"Querida,

Acabo de llegar de la calle. Llevo horas paseando por el mismo lugar, dando vueltas, pasando ante tu puerta cientos de veces sin mirarla. Esta mañana fui al médico y me dijo que no...

... me ha dicho que no.

Y un verso de la canción que suena en mi cabeza dice:
No te besaré más, porque la parte más difícil de todo esto es tener que dejarte.

Así que, enfermo como estoy, me beso los dedos y las palmas de mis manos y las voy plantando por las paredes del pasillo de tu casa, voy plantando los besos que me olvidé, que te guardaste, los que me atormentan... los que huelen a ti, todos... los cuelgo por las paredes blancas, y les pongo tu nombre y unas lágrimas. Y por la tarde vuelvo a pasar y se han transformado en retratos en sepia del pasado, con las miradas de seres que sí han podido amarse en la adversidad o en la distancia, y sus abrazos.

Me miro al espejo y ya me veo como un enfermo irreversible de esas miradas tuyas que me faltan.

Tener que marcharme es lo más difícil que me queda por hacer, porque no querría parar el deseo de quedarme contigo por siempre, y empaparme de nuevo de tus manos, mil veces... y, con mis ojos, seguir amándote.
Adiós, madre. Hasta siempre."

Huele a Espíritu Adolescente

*(Este post tiene dos partes con el mismo tema en dos versiones. Tori Amos acompaña mis letras en la primera parte. Pulsa play y lee)


Vídeo: Smells Like Teen Spirit (Tori Amos)

"Me levanté de la cama y creí que era el primer día de un verano que todavía no he vivido, que imaginé distinto. Pensé que tenía la misma ilusión por verte. Bostecé y sonreí casi a la par, sonreí por inercia, y porque me gusta la curva de mis labios soñolientos, y los hoyuelos que todavía aparecen en mi cara cuando sonrío. Eso es porque no lo he dejado de hacer desde niño.

Abrí el ropero y no encontré qué ponerme.
¿Soy un hombre nuevo o soy un hombre viejo? ¿Soy un hombre?...

Necesitaba ropa cara y nueva para poder verme ante el espejo. Soy un desastre con la piel hecha jirones. Yo no soy superficial, vivo con (la elegancia de) lo puesto. Pero aquel día necesitaba cosas nuevas, una piel nueva... pero yo no me voy a cambiar, un mundo diferente para mí, eso quiero.

No había nadie en la casa. ¿Quién iba a haber?. Me llevé escribiendo algo toda la madrugada, ya no me acuerdo qué fue. Lo borré. Eran las dos de la tarde y estaba desnudo. Me enrollé una sábana a la cintura, cogí las llaves de mi coche y salí a la calle. Despeinado. Estaba desnudo y no me importaba.

Estaba solo y olía a espíritu adolescente que adolece. Me gustaba.

Centro comercial. Entré en la tienda de ropa más cara y había una chica morena de ojos negros. Y ya no me acuerdo si eran como los tuyos. A los dos segundos ya no recordaba los ojos de aquella dependienta, yo sólo ponía los tuyos sobre los de ella.

- Dame ropa - le dije-, tú dame ropa. La más cara.
- Pero...
- Que me vistas, encanto. Eso quiero. Mira como estoy, mírame... ¿No lo entiendes? Por favor, cariño, ¿no lo entiendes?.

Y dejé en el probador la sábana oliendo a mí, a la piel, al sudor de la noche y a los besos que te guardé en mis sueños. Y aquella chica morena los encontraría junto a las manchas de mis lágrimas, al cerrar la tienda. Es posible que te los haya guardado por si vuelves, por si vuelvo.

Los besos. Ya no sé si los quieres. Yo sí sé si los quiero."

*(Espera a que Tori acabe y pulsa play más abajo... será el turno de Kurt)



Vídeo: Smells Like Teen Spirit (Nirvana)


"Miradme, es de noche, salgo solo, y apesto a espíritu adolescente. Miradme bien, son las tres de la madrugada y aparento más de lo que quiero ser y de lo que soy, pero no me importa, llevo ropa nueva y eso cuenta, aquella chica morena me vistió y se quedó con parte de mi pasado a cambio, lo dejé tirado en el suelo como a una vieja que ha olvidado todo lo aprendido y sólo sabe mearse encima, y que le corra todo hasta los tobillos.

Aparco lejos, lejos de no se qué, y no hay nadie. Eso es lo que sé. Me importa una mierda todo. Esta noche voy a beber como nunca he bebido. Voy a dejarme mi piel nueva y la ropa que he comprado en alguna barra de un pub de mala muerte, que apeste como yo apesto, que huela a lo que me he convertido. Paso por entre la gente sin mirarla, hay chicas guapas y no me importan, ni su maquillaje, ni sus sonrisas... ni sus bonitas palabras. Bueno, si las tuvieran, porque no las tienen, y menos para mí. Aunque vaya así vestido.

Camino lejos, más. Y veo la puerta de un sitio que no me atrae, es lo que busco, entrar al infierno por el peor acceso que existe. Acceso, exceso, son la misma mierda, la misma palabra.

Entro.

Humo, aire turbio y yo por ahí en medio, no quiero que me toquen y está lleno de gente. Vagabundos, perdedores, bailarinas serpenteando, cerdos sudando.
Llego a la barra, extiendo mis brazos y pongo las palmas de mis manos sobre ella. Me las mojo de algo, me inclino y huelo, es hielo líquido de los vasos, y alcohol, y... y no sé, juraría que es el puto orín de la vieja que ya no sabe ni como se llama. O igual es un reguero de mis lágrimas, huelen igual... huelen amarillas. Me limpio en mi ropa nueva y el reverso de mi mano en la cara.

Pido una copa doble de desesperación desesperada, con mucho hielo. Me he vuelto frío. Lo siento. Pero la tía me ha puesto lo que le ha dado la gana.

Me vuelvo, apoyo un codo en la barra y pongo la mejor cara de asco que guardo, es una máscara. Y una tía me está mirando, es morena, otra. Otra vez, pero no es la dependienta de antes, si ya no la recuerdo. Me da igual, no me mires, no te voy a inventar en mis labios una sonrisa falsa, ni tú ni yo la merecemos. Bueno, a lo mejor tú sí, pero te vas a quedar sin ella. La miro con asco y me pierdo en mi vaso, es lo único que sé hacer desde que estoy solo como un perro abandonado carretera abajo. Y ella serpentea haciéndose la sensual bajo una luna de plata. Es para pegarse un tiro en la cara y desparramar mis sesos y la sangre a borbotones por toda la barra. Y luego que se disputen mi ropa cara, de lustre y esplendor.

A nadie le va a importar. Bueno, la ropa sí que importa. Cerdos.
Voy a seguir bebiendo. Ya me lavaré el pelo, me está creciendo por momentos y apesta a un puto espíritu de la adolescencia. Yo no soy así. ¿A quién quiero engañar? No me importáis nada. De repente tengo dieciséis años y estoy más delgado... ¡Ah, no! Si todavía me caben las camisetas de entonces... tengo dieciséis años y estoy solo. Al final nada ha cambiado. Ni un ápice.

¿Dónde está mi tiempo?. Alguien se lo ha llevado.
Mañana me paso por mis lágrimas, me las dejé olvidadas en una sábana."

*(esta segunda parte del post está en bruto. Lo escribí de corrido mientras oía de fondo el tema de Nirvana que lo acompaña. Reordené y corregí las faltas ortográficas minutos más tarde)

Lección de Surf

foto: ... ;)

Ella y yo nos sentamos en la orilla de la playa. De una playa donde las crestas de las olas vuelan tan altas que rompen la línea del horizonte y llegan muy alto, casi a tocar el celeste y la luz de un cielo claro y sin nubes, y rasgarlo. Estábamos uno junto al otro mirando al océano, embravecido, rugiendo en espumas blancas en varios puntos. Y las tablas al lado, reposando en la arena y evadiendo el viento raso que trae el sabor de la sal y los peces que nadan en contra y a destajo.

- AdR, en estos días tengo que enseñarte muchas cosas. Escúchame bien, debes estar atento porque esto no es ninguna tontería. Si pierdes el equilibrio la ola te engullirá y tienes que saber recuperarte... salir a flote y volver a coger aire cuando los brazos de las corrientes te suelten. Son muy traicioneros.
- Ya entiendo - dije sin dejar de mirar las crestas que se erguían temblando, amenazantes.
- Yo llevo mucho tiempo haciendo esto y he visto muchas cosas, pero no quiero contarte ninguna historia, quiero que tú te des cuenta por ti mismo de lo que significa ponerse de pie unos segundos sobre una tabla.

Luego se quedó mirando al horizonte un momento, como buscando la ola perfecta. Y yo empecé a sacudirme un poco la arena de mis piernas.

- Cuando estés dentro tienes que ser muy paciente, mira al horizonte como si fuese un camino y espera el momento. Nadie te va a poder decir cuál es la ola idónea, eso tienes que aprenderlo tú solo. Ponte de pie con decisión y no te preocupes si te caes, te va a pasar muchas veces.
- Bien. Ya estoy acostumbrado a levantarme y a empezar desde cero - dije.
- La primera vez... cuando consigues mantenerte... es como caminar sobre el agua y el viento - sonrió -. Vamos, quiero que lo veas de cerca.
- Gracias por la lección de vida.
- ¿De qué?.
- De vida - repetí.

-.-

He publicado otro capítulo más de El Hombre Sin Tildes. Con Nocturno queda finalizada la parte del relato donde el protagonista no tiene tildes (y su narrador no puede escribir con ellas).

Lentejas (Segundo Plato)

(Mi madre me recordó esto hace unos días. Y no me preguntéis por qué... También puedes leer: Lentejas)

Los días de lluvia no podía salir a jugar a la calle. Así que me quedaba en el descansillo de la escalera del tercero, justo en la puerta de mi casa, jugando a algo con mi vecina S. o dejando pasar el tiempo. Tendríamos siete años. Entonces, tras la ventana comenzaron a materializarse los peores y más profundos miedos de mi vecina: truenos y relámpagos.

fuente foto: google.

Mala combinación: Truenos y AdR. Solté:

- Ze va a colá por la ventana un rayo y va a caé ahí mismito. Al laíto tuya.
- ¡Nooo, mamá mira lo que me diceee! - gritaba ella.

Y su madre había salido a hacer la compra. Pero la mía sí que estaba al tanto de mí. Siempre lo ha estado.

- Angelito, Angelito... que no tenga yo que salí a la escalera, Angelito - cantaba desde la cocina.

Y luego rasgaba el cielo un trueno. Y S. llorando.
- ¡Diooo, eze zi que es grande! - yo hablaba así, con la z-. Parece que ze está cayendo tor cielo...
- ¡Nooo!.
- ... encima de los tesho.
- ¡Izabeee! - ella también hablaba con la z, todos -, mira lo que me dice er niño esteee.

Y mi madre asomaba la cabeza por la puerta, sólo la cabeza, y eso es lo que me daba miedo, a eso había que temerla, porque unos años más tarde haría lo mismo desde el balcón para llamarme.
- Te la estás ganando, Angelito. Ya no te lo digo ma.

Y al rato otro trueno:
- Mira, mira, está temblando hasta er zuelo.
- Ayyy.

Entonces mi madre hizo acto de presencia. Pero de cuerpo entero. Era como la Reina de Corazones. Igual de morena, recta, el mismo fuego en los ojos. Me apuntó con el dedo índice y a mí me pareció un bate de béisbol.

- Zeacabó. Talasganao, Ziesquemetienejartita. Jartitametieneenerdíadehoy, hijoya, quelozepa. Avé, avé, ¿porquélatienequehacédelloráalashiquilla, porqué? Avéporqué.
- Pero es que yo...
- Cállatecuandotehablo, niñohijo, quetecalleya.
- Juuu, maaaa.

Y luego cambiaba la cara y decía con una media sonrisa:
- ¿Tú zabe lo que hay de comé?
- Zi. Papafritaconpollo.
- No, no. Ezo era ante, pishita. Ahora hay otra cozita pa ti. Del otro día.
- (Ofú verá) ¿el qué?.
- Lentejita.
- ¡Nooo, mamá nooo!. Otra ve lenteja nooo.
- Siii, andapadentroAngelito, anda... (niñolamadrequeteparió).

Y le rebatí con lo peor que se les puede rebatir a las madres andaluzas: una buena pataleta. Así que el castigo no se hizo esperar. Cogió el plato de lentejas en una mano y a su hijo en la otra. Salió de la cocina y atravesó el salón como una corriente de aire invernal. Entramos en el baño y el plato sonó sobre la tapa como todos los truenos juntos de todas las tormentas que estaban por llegar en años venideros... sonó sobre la tapa del váter.

- Cuando yo vuelva no quiero ni una lentaja en er plato. Lo quiero tan blanco, tan limpio y tan brillante como la taza del váter - y a mí llegándome el olor del pollo -. Azín que ya puede empezá a mojá pan.

Las lentejas cogieron el frío de los azulejos blancos demasiado rápido y los golpes de cuchara resonaban el doble. Yo iba por la mitad del plato y mi llanto cuando mi madre apareció por la puerta del cuarto de baño y dijo:

- Bueno ¿qué? ¿Cómo vamo?.
Y yo la miré con dos lágrimas colgando y le dije:
- Mamá, ¿me puede traé un vazito de cazera blanca pa eshá er pan pabajo?.

Interludio de Pasión Indecorosa (mujer)

(También puedes leer el interludio del hombre)

fuente foto: google

"Cariño, esta noche voy a jugar contigo.
A que me ames como yo deseo, como tú puedes y aún desconoces; a amarte como nunca te han amado.

Te voy a mirar a los ojos, y tú vas a bajar la cara y te vas a perder por mis piernas, en la suela de mis encantos. Tacones abajo. Esta noche te voy a follar como nunca te han follado.

Te voy a quitar la ropa.
Y tu camisa blanca, manchada del primer carmín de mis labios, la voy a esparcir al viento quieto de mi alcoba, tantas veces impregnada del sudor de mis dedos en mi sexo empapado. Lloraba en las noches solitarias en las que buscaba tus brazos. Me he vestido con sábanas limpias, ajustadas a mi cuerpo, para desnudarme lenta en tu regazo.

Ya lo sabes. Te he estado esperando.

Voy a tumbarte en mi cama, desnuda yo, desnudo tú.
Me subiré a ti, levitando sobre mis rodillas y mis manos, y daré contigo en la penumbra de los sueños que nos habíamos contado. Llegaré a ti a través de los besos que nos hemos dado como dos extraños, y susurraré azahar en tus labios carnosos, en tu cuello apolíneo y perfumado. Dejaré que me toques los pechos, turgentes, temblando. Pero antes broncearé tus pezones con los míos, con roce lento y besos mojados, hasta que se endurezcan por mi deseo de tenerte bien adentro. Te voy a comer la boca con furia desmedida, con ansias de animal descarnado, y te daré a comer mis pezones, los morderemos juntos, entre tu lengua y mis labios.

Voy a sostener tu cuello y voy a poner mi sexo en tu boca, recogeré mi pelo mientras me muevo acompasada por mi vientre eterno y blanco, que tu lengua juegue con cada uno de mis pliegues ajazminados y suba a mi clítoris, a roces calientes, más rápido, mojados... cariño, más rápido. Por favor, cielo, más rápido.

Jadearé lágrimas a retazos verdes de jade. Te dejaré lamerlas metiendo tus dedos entre mis labios.

Cuando me haya corrido en tu boca caliente te sonreiré. Me apartaré, besaré y dibujaré mi lengua en tu sexo. Voy a sentir toda tu piel pasar por mis labios, vas a sentir salivar el deseo hacia abajo, el ardor de mi boca reptando. Me recrearé en cómo constriñes tu rostro y entornas los ojos de tus pecados, pero no dejaré que te corras dentro, porque te quiero en mi fondo, te quiero hambriento y todo hacia arriba. Eterno. Mío. Follado.

Me pondré en cuclillas sobre ti y te miraré con el resplandor de la luna y mis besos noctámbulos. Tomaré tu sexo recto con mis dedos y te guiaré a mi centro. Quiero sentir cómo te dejas el pellejo y las venas en cada pared de mi sexo, te voy a follar lento mientras beso tu pecho, y luego voy a cabalgar sobre ti a embestidas sucias y sudadas. Me dirás que soy tu puta, te diré que eres un cerdo... pero ambos sabremos que esto es un juego. Y al corrernos gritaré un sueño y apretaré mis piernas para meterte bien dentro. Tan puta, tan cerdo... pintaré tu sexo de blanco y caliente, beberé en mi vientre el rezumar de tu cuerpo. Me lo quedaré un momento antes de dejarlo escapar por entre mis dedos.

Te vas a morir en nuestros alientos. A destiempo.
Y voy a guardar en la caja de mi pecho cada uno de nuestros futuros encuentros.

Te mentí al principio, cariño. Esto no es un juego, es sólo una manera de decirte, sin palabras... te quiero."

Cuando Yo Digo Te Quiero

(Esto es para la mujer que amo. Sea quien sea, esté donde esté... yo sé que un día aparecerá)

* pulsa aquí para ver más grande la imagen *

3/09/2008:
Hago una aclaración para todos después de leer el comentario que me ha dejado Trini:

"Esta carta la escribí hace un tiempo, muchas semanas, cuando aún vagaba por Madrid, lo hice estando enamorado de una persona, pero... al escribirla miré más adentro de ese sentimiento, para poder liberarlo y sentirlo más puro.

Yo me he dicho muchas veces que... pase lo que pase, siempre voy a querer a las personas que amo, o he amado, sin necesidad de necesitarlas, de tenerlas a mi lado.

Por eso esta carta es para la mujer que amo, cuando ella aparezca... pero, en cierto modo, también es para las que he amado.
Solo eso, todo eso."