... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

En la Escalinata de Piedra

foto de aquí

Música: Paco de Lucía.

El otro día iba paseando por una callejuela de mi pueblo, una que todavía está empedrada y por la que ya no transita nadie. Me gusta pasear por esas calles sembradas de macetas y portones de madera carcomidos, me gusta porque hay silencios y las cuerdas de una guitarra invisible rasgan el aire, llorando. Al final hay una escalinata de piedra. Me paré al borde de la escalinata, saqué mi libreta y comencé a anotar:

"Despersonalizar. Hasta tenía el pelo electrificado. Un autorretrato de..."

- ¿Qué haces, tío? Mírate, ahí de pie y escribiendo. Te vas a volver loco.
- ¿Samuel? - pregunté sorprendido.
- Claro, tío... ¿Quién si no? Tú me creaste, soy el mejor amigo de Amadeo*. ¡No me habrás olvidado!
- No, no. Sólo que no te imaginaba por aquí.
- Amadeo me contó lo que pasó en aquel vagón... desde luego, el pobre fue a buscarte a Madrid e incluso se metió en el metro. Bueno... ya le conoces.
- Le pedí disculpas por haberle tenido olvidado tanto tiempo. Ahora me estoy dedicando de pleno a él.
- Lo he notado. He venido a darte las gracias en nuestro nombre.
- Es una prueba de amistad hacia Amadeo que te honra - dije.
- Eso también te lo debo a ti. Me creaste así.
- Samuel, siento haberte hecho sufrir cuando...
- No, no te preocupes - dijo sonriendo-. Acepto mi vida tal y como la has escrito. Es bella. Las cosas tienen su tiempo y la felicidad es algo pasajero ¿no?. He disfrutado. Te doy las gracias de nuevo.

Me tendió la mano y nos dimos un buen apretón mirándonos a los ojos. Luego sacó el último cigarrillo que le quedaba, lo encendió y me ofreció una calada que rechacé con una sonrisa. Él dijo:

- ¿Ves? Es lo que tiene ser un personaje de novela, tu creador te conoce a la perfección pero tú no conoces los gustos de tu escritor.

Sonreímos al unísono. Mientras fumaba sus pies se iban transformando en humo, luego sus piernas, sus hombros, sus brazos, sus cabellos, su rostro... en un humo diferente al que había visto nunca, liviano, pacífico, acuoso... y se iba escalinata abajo con el viento, como buscando rendijas y grietas por donde meterse. Al final sólo quedó una hermosa estela que había dejado el brillo de sus ojos. Duró un par de segundos y subió al cielo levitando.

*Personaje protagonista de la novela que escribo.

-.-

Más sobre Samuel y sobre mí... en el primer comentario.

Eres...

"Abrazo. Amantes II". 1917. Egon Schiele

Música: Love Is...I

"Eres como el momento antes de salir el sol naciente, uno en que no hace calor, ni el viento sopla, ni los árboles crecen...
... como un invierno frío a la lumbre de un fogón o de un candil escondido en una casa cerrada y apagada de objetos durmientes.

Eres como la oscuridad de mis ojos y la luz de tu piel perfumada en aceite...
... como mirar un paisaje congelado de montañas cercanas, y nubes soñolientas que viajan con prendas lavadas en las aguas de tu vientre.

Eres lo que no tengo y lo que querré tener siempre"

Palomitas de Colores

foto de aquí.

Una tarde íbamos mi amigo R. y yo en mi coche a pasar un rato a uno de los centros comerciales de los alrededores. Su hija M., con cinco añitos recién cumplidos, iba en el asiento de atrás, en su sillita (me he vuelto un experto en colocar sillitas de niños de todas las formas y colores).

Mi amigo R. me ve escritor pero no ha leído nada mío en su vida. Ni entra en Scriptoria, aun sabiendo que existe. Y eso me encanta. No le hace falta entrar, me conoce a la perfección. Llevamos más de veinte años tirándonos los trastos a la cabeza y un número indeterminado de abrazos al cuello.

- ¿Cómo vas con tu novela?.
- Aún me queda un poco. Estoy tonificándola.
- ¿Y eso que es, capullo? ¿Darle masajitos?.
Sonreímos.
- Algo parecido. Soy novato en esto. Creo que la mimo demasiado.
Me mira y se guarda las ganas de darme una colleja. Yo pongo atención a la carretera.
- He escrito unas revisitaciones de Alicia en El País de las Maravillas y algunos relatos cortos para el blog - continuo-. En eso me entretengo cuando me tomo mis descansos o la novela me bloquea.
- ¿Y de qué van esas revisitaciones, si puede saberse?.
- Variaciones del libro de Lewis Carroll - le digo.
- Interesante.
- Pero... ya sabes, se salen de contexto.
- No te entiendo.
- ¿Tú sabías que Carroll le hacía fotos a niñas semidesnudas? - pregunté.
- ¡Joder!.
- Y se rumorea que tomaba estupefacientes para su artritis. Drogas psicoactivas. Aunque no está demostrado que influyeran en su trabajo. Pero yo creo que sí. No hay más que leer su obra.
- Entonces esas revisitaciones tuyas...
Le miré y levanté mis cejas un par de veces acompañándolas de una leve sonrisa.
- Cabrón, no me digas más.
- AdR, ¿vamos a comprar palomitas? - pregunta M. desde el asiento trasero.
- Claro, nena - afirmo.
- ¿De colores?.
- ¿Las hay de colores? - pregunto.
- Siii...
- Mmm, qué interesante.

-.-

Más sobre mí... en el primer comentario

Sin Billete de Vuelta

foto de aquí

Música: Yann Tiersen (mouvement introductif)

"
Desde el primer momento hablamos de bordes. De los límites y los márgenes que podían tener las cosas. Pero no nos explicábamos nunca los significados de las palabras; de todo aquello que escribíamos desde las sombras en cada uno de nuestros rincones. Sólo dejábamos estar al tiempo, calmado, como cada vez más distante y menos meteórico entre los dos.

Nos comíamos las ganas.

Y cada uno aprendimos a verle los bordes a las palabras truncadas, a sentarnos en los filos de las mañanas solitarias y a oír un margen de un susurro caído de madrugada. De todo aquello que la imaginación nos jugaba, como a mala pasada, nos quedan muchos besos plasmados en los roces de nuestros labios... en las bocas, en las miradas...

... En los tequieros de una hora en punto casi olvidada en un reloj varado, casi muerto, agonizando.

Y ahora que estamos juntos recorremos los bordes de nuestra almohada de cuentos eternos y de tinta mojada, como mi espalda llena y la tuya extasiada, en aquellas noches unidas de estrellas lejanas y de vientos soplando.

Veintinueve mil caricias en tus labios, y a la orilla de nuestras pieles nos seguimos amando.

- ¿Cuándo te vas? - preguntaste.
- ¿No lo ves?... no tengo fecha de vuelta.
Y sonreíste:
- ¿Te hago un té?."

El Hombre Con Dos Ombligos

foto de aquí

"Érase una vez un hombre normal, con una vida normal, con familiares y amigos, y un solo ombligo. Un día cualquiera, sin nadie percatarse de ello, el hombre murió de manera repentina. Y tal y como murió volvió a nacer.

Igual, en el mismo cuerpo, con los mismos recuerdos. Una mujer que estaba dando a luz lo parió de sopetón, cuan grande y largo era. Le cortaron el cordón umbilical y él se aseó, se vistió con ropa nueva y salió en busca de su vida anterior.

Y cuando encontró a todos sus familiares y amigos nadie le reconoció. Porque era un hombre diferente al que había sido. Con una nueva vida por vivir.

Y este es el principio del cuento del hombre con dos ombligos."

-.-

¿Cómo surgió esta idea?... léelo en el primer comentario

Lo Que Yo Quiero

foto de aquí

"¿Cuánto tiempo llevamos sin vernos? ¿Medio año? ¿Ocho meses?... ya ni me acuerdo.

Pero quiero que sepas que el deseo de tenerte no se ha ido de mí, no hay un solo día en que no haya soñado con ir quitándome la ropa de nuevo nada más entrar en tu casa, sin mediar palabra, y hacerte el amor en el suelo de la entrada o llevarte a tu cama guiado por los besos que nos vamos dando sin mirarnos a la cara. Empujarte a ella, hacerte entrar por un lado y salir enredados por el otro, a la siguiente mañana.

Quiero volver a morderte la cara mientras mis dedos rozan esos pezones tan duros que tienes.

Quiero penetrar hasta el fondo de tu sexo, suave primero, abriéndome paso hasta llegar adentro mientras te voy diciendo todo lo que voy a hacer con tu cuerpo. Y cuando haya hundido mi polla en ti haré chocar mi cadera contra la tuya, y dibujaré círculos lentos para que sientas cómo mi sexo cabecea en lo más profundo de tu centro, que presione y que llegue a cada rincón, a descubrir cada secreto del recodo de la mujer que me debes, del hombre que te dejo.

Quiero morderte la cara... eso es lo que quiero, porque a eso reduzco estar dentro de ti las veces que despierto solo en mi cama. Quiero cogerte por los hombros y follarte hasta que amanezca, y parar una vez tengas tu sexo empapado y mi piel lo haya recorrido más de mil veces, hambrienta. Entonces me mantendré en tu fondo y nos correremos juntos. Me quedaré dormido dentro de ti, sudando, caliente, ardiendo.

Y de mañana, al despertar, me beberé el olor de tu coño nocturno. Tierno, mojado y sediento.

Quiero morderte con la ausencia de mis dientes y dejarte la marca de mi deseo travieso.

Voy a dejar el papel, ahora lo veo todo claro, cariño. Quiero empezar a escribirme en tu piel. Escribir a palabras cada roce y cada pliegue donde me pierdo, y cuando seas como mis libretas pasaré mis dedos uno a uno por las hojas de tu sexo, y dejaré en ellas el olor de mis manos y el perfume de mi cuerpo.

Nunca voy a llenarme lo suficiente de ti.
Es eso lo que yo quiero, no saciar nunca el deseo de tenerme dentro de tu sexo."

Mi Mundo Literario

fuente foto: Google.

"Uno de esos últimos días que me estaba despidiendo de Madrid iba con mi libreta en la mano y el pilot de tinta negra enganchado a ella. Pensando qué escribirte, manoseándola, dejándole el olor de tus besos, el candor de tu boca que olvidaste en mis manos. Y no me dí cuenta que el marcapáginas de tela plateada colgaba hacia afuera, apuntando al suelo.

Y me quedé parado. Porque por un instante vi descolgarse por él todo lo que había dentro, las palabras que he creado en mis cuentos.

Y vi a mi Hombre Sin Tildes bajar temeroso agarrado a la tela, y al conejo de Carroll pedir paso presuroso, pero con un reloj parado alzado en su mano. Y luego bajaba un sueño con forma de nube que flotaba en un horizonte lejano. Mi Amadeo esperando su turno para bajar por el marcapáginas, lamentándose por dejarle de nuevo aparcado.

Y también asomaba un pequeño AdR de 7 años en traje de baño, que corría riendo por la orilla de la libreta, salpicando de espuma y de agua salada a su hermana, y el viento soplando.

Y una gota de agua de mar le cayó al Hombre Sin Tildes en el brazo, y creyó que tenía forma de tilde, la miró y dijo lentamente: "Océano". Y el conejo de Carroll enfadado: "llego tarde, llego tarde", y el reloj parado. Mi Amadeo disgustado: "¡Ya llevo esperando demasiado tiempo!". Y las tildes saladas volando. Entonces vi unos besos tuyos, furtivos, escapando... y me dije: "Eso ya no... los besos no".

Sacudí el marcapáginas y cayeron todos al suelo: "Hala, daos una vuelta por el mundo, volved cuando queráis". Pero los besos no, esos me los guardo, que son como tus sonrisas, que las quiero llevar siempre enredadas en mis manos, allá por donde vaya caminando."

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Mi amiga Dianna condecoró a Scriptoria hace un tiempo con el premio Blog de Oro (gracias ;D). No suelo mostrar premios por aquí pero he decidido guardar un pequeño espacio como este para agradecerlo y entregarlos. Elijo cinco Blogs de Oro:

- Un Collar de tequieros
- Ad Libitum
- Luz Oscura
- El Otro Lado
- Haciendo Camino


-.-

Este post es el apropiado para deciros que no voy a pasarme por aquí tan a menudo.
No me voy del todo, pero sólo dedicaré unas horas a la semana a Scriptoria. Estaré manoseando más que nunca mis libretas y cuidando de que ninguno de los personajes se alejen demasiado de ellas.
Necesito acabar la novela para Amadeo de una vez por todas. Así que apenas podré leeros y comentaros. Aun así he programado unos posts para que Scriptoria no quede tan desangelado. Contestaré cuando pueda a vuestros comentarios. Muchas gracias a todos por soportarme :) Besos y Abrazos.

Nana En La Rueca

fuente foto: google.


Música: Yann Tiersen

"Duérmete niño,
Duérmete ya,
No tengas miedo,
Duerme mi niño,
Te hilamos un cuento
y todo pasará"

Hay un lugar en mi mundo al que se accede por una puerta muy vieja. Cuando la atravieso me siento pequeño, vuelvo a ser niño. Tras esa puerta sólo hay una habitación vacía de una casa de madera. Allí todo... hasta el tiempo, es austero y añejo, y el suelo es de arena.

Y en un rincón se amontonan unas tinajas y tiestos vacíos que dos hilanderas, vestidas de negro, llenan de cuentos. En el centro de la habitación hay una rueca y cuando ellas la hacen hilar suena a un sueño convertido en canción y a susurros de hadas contentas. Una hilandera se llama Luna. La otra Nobleza.

Un día sólo me encontré a Nobleza hilando en la rueca. Y sus palabras caían por el lado opuesto a las caricias de sus manos blancas de madre, formando el canto de mi nana:

"Duérmete niño,
Duérmete ya,
No tengas miedo,
Duerme mi niño,
Te hilamos un cuento
y todo pasará"

- ¿Dónde está Luna? - pregunté.
- ¿Ves esa ventana, mi pequeño?.
- Sí.
- Mira por ella - dijo sonriendo.

Y en el cielo nocturno brillaba Luna, muy alta, a veces carmesí, a veces del color de la plata, pero siempre con ojos risueños y bailando al son de nuestras miradas.

- ¿No vas a dormir, nene? - preguntó Nobleza.
- No tengo sueño - dije sentándome en un pequeño taburete de madera -. Si no te importa... me voy a quedar aquí, mirando cómo hilas mis cuentos en tu rueca de nácar.

-.-

(Este cuento tiene más trasfondo del que se hace notar. Además de eso, probablemente Luna no lo pueda leer pero... este es un homenaje, no sólo a Luna Carmesí -que se fue hace muy poco- sino también a todos los cuentos que dos hilanderas engarzaban en esta rueca).

No la leas... escúchala

soledad.

(Del lat. solĭtas, -ātis).

1. f. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.

2. f. Lugar desierto, o tierra no habitada.

3. f. Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo.

4. f. Tonada andaluza de carácter melancólico, en compás de tres por ocho.

5. f. Copla que se canta con esta música.

6. f. Danza que se baila con ella.





Música: La Soledad (Hanna)

La soledad
La soledad me atormenta
La soledad me quita la vida
Sin soledad estaría más contenta
y yo vería las cosas de otra manera

Iba caminando y no encontraba yo
el camino que me llevara a tu destino
y a esos labios de tormenta
Tu no te das cuenta de lo que yo te digo
Tu no te das cuenta que tú eres mi único destino

La soledad
La soledad me atormenta
La soledad
La soledad me atormenta

Imaginando un rumbo
al recorrer que no puedo
vivir con mi piel
Imaginando un cielo
que no puedo tener y yo quiero
y que no puedo que no me deja ni ser
que no puedo mantener

Puedo mantener la vida que
y ahora y ahora estoy sola (y ahora estoy sola)
Y ahora no tengo na
Y ahora estoy sola
Y ahora estoy sola
Y ahora
Tengo, Tengo...