... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

La Bella Durmiente

(Este relato surge de presenciar cómo el viento depositaba arena de playa en unos labios)

Escucha a Yann Tiersen (La Pièce Vide) mientras lees el texto.

"Por una playa sureña, despoblada y solitaria, paseaba lenta una mujer esbelta de cabellos negros. Se paró ante la orilla, usó la mano de visera y oteó el horizonte del océano.

Plano y quieto, como en un falso descanso.
Nada.

Se desnudó y su piel tomó el color de la arena.
... buscaba atesorar el rizo rompiente de una ola perfecta,
... imposible.

Se tumbó al sol, cerró los ojos y una brisa marina comenzó a soplar a ras de los granos dispersos y de las piedras. Unos juncos de una duna cercana quebraron el silencio y sus hojas verdes dieron paso al ulular del viento...

... y la dejaron durmiendo. Bella.

Lo primero que comenzó a bailar sobre la alfombra de la playa fueron sus cabellos. Sus rizos serpentearon y se hundieron en la arena como hacen las raíces firmes del paso del tiempo. Al abrir levemente su boca la arena salivó de barro en sus labios, y unos besos que nunca había dado se perdieron entre la sal que su lengua una vez probó de sus brazos; de los de él...

... porque él estaba ahí... aún no se había marchado.

Los granos dorados fueron tomando posesión de su espacio, formando montículos en torno a sus piernas, sus cabellos y manos. Y sus pechos turgentes apuntaron al sol como dos gotas de mercurio perfectas, o dos esferas de relojes blancos, gemelos y hermanos. Ellos fueron los últimos en ser cubiertos de arena.

Y cuando las caricias del viento se hicieron silencio, bajo la oscuridad caliente...
... ella sintió un beso en los labios. "

*foto de aquí

-.-

Novedades en El Hombre Sin Tildes

El Fantasma del Espejo de la Medianoche


(Esto es un cuento infantil que improvisé mientras jugaba con la hija de mi amigo, ella tiene 5 años y en un momento de la tarde nos vimos reflejados en el espejo del cuarto. Se lo dedico a Ana, que sé que le gusta contar cuentos y, además, me preguntó por él)

"En una casa como la que nos encontramos, había una habitación como esta y un espejo tan grande y alto como en el que nos estamos mirando.

La familia que vivía en la casa lo llamaba el Espejo de la Medianoche, porque cuando el reloj daba las 12 y todo estaba en penumbras te asomabas al espejo y no te veías reflejado, sino que parecía que había una habitación dentro, y en ella vivía un fantasma.

Pero no era un fantasma de sábana blanca y cadenas ruidosas, no. Dentro del Espejo de la Medianoche vivía el fantasma de un niño. Y, cada noche, después de las 12, el fantasma del Niño Pálido se asomaba desde dentro del espejo y decía con voz larga y cansada:

- Daaame maaas.

Y su mano salía del espejo, como pidiendo algo.
Aquello ocurría una noche tras otra, su voz suplicante despertaba a la familia de la casa y los padres no entendían el porqué de la existencia de aquel fantasma. Hasta que un día en que sus padres no estaban... la niña pequeña de la casa se sentó a comer caramelos frente al espejo. Y cuando dieron las 12 el Niño Pálido apareció, y sacó la mano del espejo pidiendo que le dieran más. Entonces la pequeña soltó unos caramelos en su palma. Y el fantasma dijo:

- Graaaciaaas.

Y tomó asiento frente a ella a saborear lo que tanto añoraba.
Y es por esto tan sencillo por lo que no hay que temer a los niños fantasmas."

*foto de aquí

Secreto de Hombres


"Una mañana, cuando yo tenía 14 años, mi padre me despertó con mucha suavidad, siempre lo hace así. Llevaba la ropa del día anterior.

- Tu abuelo ha muerto - me dijo.

Y se fue del lado de mi cama sin que le diera un abrazo. Es que mi padre se guarda muchas cosas, y otras te las cuenta mil veces dándole cientos de vueltas. Hay una historia que mi abuelo le contó a mi padre horas antes de irse en un amanecer. Se la guardó hasta sus últimos días.

Durante la guerra mi abuelo y dos amigos tuvieron que esconderse en los alrededores de una casa de monjas de la sierra andaluza. Cada uno eligió, mal aconsejados por las prisas y el miedo, un escondrijo. Los apresaron. Y estuvieron unos días en un calabozo hasta que les sacaron a campo abierto para fusilarles. Mataron a sus dos amigos y a mi abuelo le dejaron ir.

Yo soy el único hijo del único hijo de mi abuelo. Mi padre tiene cinco hermanas, él me ha dado una a la que quiero como él a todas las suyas. De modo que sólo mi padre y yo somos portadores del apellido de mi abuelo.

Yo pienso que mi abuelo quiso regalarnos esa historia porque sentía que estaba soldada a la perpetuidad del linaje de su apellido, como una marca antigua o un escudo de armas exclusivo, uno de nobleza y buena fortuna.

Y os tengo que decir que no me importa compartir esto con vosotros, porque nadie de mi familia sabe que existe Scriptoria y porque, aunque lo supiesen, cuando yo tenga un hijo tendré que contarle esta historia y tanto en sus oídos como en los míos sonará a nueva, reciente...

... y eterna."

Tus Dedos sobre Mi Piel



"Ya he perdido la cuenta de las veces que te he hecho el amor sobre tus sábanas negras. Todas esas veces que sostengo la respiración sobre tu cara mientras te miro a los ojos y comienzo a entrar en ti, lento, como si entrase de noche en un jardín prohibido, como si fuese el Hombre Sin Tildes a punto de perderlas. Y no quiero que me pase eso, y te agarro... Te agarro por los hombros para sentirme contigo. Y me acaricias la cara con tu mano, para verme real, mientras abres la boca y sacas tu lengua para que me bañe en ella.

Se ha borrado de mi cabeza el número de veces que apartas con tus brazos las almohadas, las tenía contadas... las veces que ruedan por el suelo mientras no dejo de penetrarte, incesante, y tu cama cruje como un animal herido de placer en mitad de la noche caliente y sudada. Y la colcha se pliega en formas imposibles a nuestros pies, tomando la silueta de una vereda laberíntica y traviesa que nos enreda en un mundo sin países donde tú y yo somos el uno del otro, libres.

He perdido la cuenta de las veces que te hago el amor sobre tus sábanas negras... pero jamás perderé el rastro de olor que destilan tus dedos sobre la piel que te dejo, sobre la piel que me dejas."

-.-

Cambios... en el primer comentario

*foto de aquí

Culturizar el Cuerpo, Ejercitar la Mente


(Pulsa Play... y sí, sí, la música es de Sor Citroen)

Desde hace unos meses vengo culturizando mucho más el cuerpo que la mente. No, no se me está atrofiando el cerebro, todo va por épocas, es así ¿no?. Pero es cierto que ahora escribo mucho menos para Scriptoria (no lo notáis porque tenía mucho guardado en borradores), y casi todo lo que escribo lo dejo en las moleskines para que formen parte de futuros proyectos que me van surgiendo y se van amontonando en mi alocada y soñadora cabeza. Ya os hablaré de ellos...

En fin, esta entrada es sólo para deciros que estaré un poco alejado de esto durante algo más de una semana, aunque me conectaré en algunos momentos para contestar a vuestros correos (si es que los tengo) bajo los leves efectos de los mojitos y/o el moscatel, que tan buenos resultados me brindó en el pasado Carnaval de Cádiz. De día deambularé por lugares como el de la foto y de noche estaré metido en dos recintos feriales (vamos que yo ya voy empalmando fiestas, no me vale con una, no) divirtiéndome con nuevos y viejos amigos...

... qué dura es la vida del vampiro moderno...

Eso sí, llevaré siempre unas hojas sueltas y un pilot, que nunca falten... por si se me ocurre escribiros algo.

Sed buenos. Nos vemos.

*foto: AdR, saliendo del Atlántico