... Y la chica regresaba al bosque a oír historias, a veces nevaba, a veces llovía, y en aquellas tardes sus ojos se volvían de un gris tan claro que en ocasiones parecían blancos.

-Piedra y la chica de ojos azules-

Necesito un Título

Amig@s, much@s ya sabréis, a estas alturas, que hace más de un año terminé una novela, meses más tarde El Hombre Sin Tildes, y hace días un poemario del que pronto hablaré. Ahora estoy terminando una colección de cuentos. El comienzo de algunos lo habéis podido leer en Scriptoria y otros son demasiado largos para ponerlos como entradas de blog, de ahí que me decidiera por recopilarlos en un libro.

El problema es que no sé qué título ponerle al dichoso libro de cuentos. Y eso que casi siempre me vienen los títulos en cuanto empiezo a escribir los relatos, pero esta vez no.

Así que os pido vuestra colaboración: escribidme posibles títulos, a ver si saco algo en claro. Para que os hagáis una idea, el libro va dividido en estos apartados (cada uno con sus cuentos):

Cuentos de Hombres Increíbles
Cuentos Terribles con Dos Finales
Relatos de Terror
Tres Cuentos Encadenados
Historias de la Vida
Cuentos Absurdos para Mentes Absurdas

Y posiblemente todos o algunos relatos de Dodecaedro (ver en la barra lateral), y unas Cartas de Amor para una Despedida.

A ver qué se os ocurre. Ah, y mi sangre andaluza me está diciendo que podéis bromear con el asunto :P

Inesperada Adicción


Ella sacó el paquete de su bolso y se puso un cigarrillo en los labios.

- Te cambio ese cigarrillo por un beso - propuso él.
- ¡Pero si tú no fumas! - exclamó ella sonriendo.
- Tú verás...
- No lo voy a hacer porque me lo vas a tirar - apuntó ella mientras volvía a hurgar en su bolso, esta vez buscando un mechero.
- Tenlo en cuenta. Los cigarrillos siempre vienen en paquetes, de veinte en veinte ¿no?, los besos no. ¿Por qué? Porque no se pueden comprar, ni en ninguna máquina ni en ningún país, son de un valor incalculable.
- Mira, incalculables, como las ganas de fumar cuando me dan... ¿dónde habré puesto el maldito mechero?.
- Y además no tienen ninguna porquería que te hagan una adicta. No son nocivos.
- Ah, ¡por fin!... aquí está el dichoso mecherito.

Ella lo acercó al cigarrillo y justo cuando lo iba a encender él se lo arrancó de los labios.

- Pero qué hac...

Y se lo cambió por un beso que duró algo menos que un despertar de sábado. Luego se miraron de cerca, con el resuello de los restos del beso todavía entre ambos.

- Eres un mentiroso. Dijiste que no me haría una adicta a esto - acabó susurrando.

-.-

Y en breve... Poemario de Nostalgias y Anhelos, en papel.

* foto de aquí

Llave de Abril


Durante esta semana, Carlos, Ana, Nhoa y yo, hemos escrito un relato titulado Llave de Abril en este blog:

Los Magos

Con él hemos querido conmemorar el Día del Libro.

El relato se ha ido escribiendo usando la técnica de los cadáveres exquisitos.
Podéis leer cada una de las partes pulsando en cada vínculo:
Primera Parte (Carlos)
Segunda Parte (Sureña)
Tercera Parte (AdR)
Cuarta Parte (Nhoa)

O bien podéis leerlo en formato libro a través de Scribd, pinchando aquí (una excelente idea de Nhoa). Este es nuestro modo de felicitaros en el día de hoy: regalando palabras.

Y aprovecho para felicitar a todos los libros del mundo, a los escritos en cualquier idioma, a los que nos enseñaron a leer, a sumar y a restar, a los que mutilaron o quemaron en hogueras y se perdieron para siempre, a los que hemos leído decenas de veces, a aquel libro que tienes apartado y que aguarda en silencio en tu estantería, a los que reposan en un cajón cerrado y a los que esperan a ser publicados, a los que nunca verán la luz y a los libros que aún no tienen forma porque son sólo historias que guardas en tu cabeza.

(Abro comentarios aquí, por si queréis dejarme algo)

* foto de aquí

La Carta


(Esto lo escribí hace dos años y lo he ido aparcando desde entonces. Es para mi amiga Asun, que me contó esta historia echando una de nuestras tardes en Madrid)

- No me lo puedo creer... ¿me estás diciendo que no la has abierto? - pregunté asombrado.
- No, él lo quiere así - dijo ella con suma tranquilidad - y debo respetar su decisión.

Sonreí, como siempre lo hacía cuando hablábamos de nuestras historias, mientras le pegaba un sorbo a mi taza de café.

Ella me imitó. Una leve ráfaga de viento, casi imperceptible, pasó entre los dos como si quisiera barrer de la mesa la historia que me había contado de la carta, pero era demasiado buena como para dejarla ir sin más, ni con el viento ni con las olas furiosas del mar podía dejarla marchar.

- ¿Y no notas cómo la curiosidad te va comiendo por dentro? - apunté quisquilloso.
- Pues... si te digo la verdad, no me muerde lo suficiente. Además, ya sé lo que pone dentro de ese sobre.
- Sabes lo que pone, pero no cómo lo pone. Yo creo que lo interesante es siempre saber cómo se cuentan las cosas ¿no?.
- Sí, pero no debo abrir el sobre. Él me telefoneó nada más echar la carta al buzón. Se arrepintió, me dijo que no la abriera, que guardara el sobre cerrado para siempre. Lo prometí, no querrás que rompa mi promesa ¿no? - inquirió.
- No, claro. Él es tu amigo. Desde luego, me dejas atónito. ¿Por qué te pasan estas cosas?.

Nos echamos a reír. Acabamos los cafés y nos despedimos. Ella se perdió por la boca del metro y a mí me dio la impresión de que se llevaba plegadas sus historias en uno de los bolsillos de sus vaqueros. Y aquí sigo, admirándola por ser la silenciosa guardiana de un amor impregnado en unas páginas y encerrado en un sobre que, una vez enviado, su dueño se arrepintió de declararle. Todo por no enturbiar uno de los más bellos vínculos que existen: la amistad.

*foto de aquí

Abrigada en un Recuerdo

(Más para ellas...)

"La mujer se echó sobre la cama y reposó la espalda sobre el cojín de la esperanza, estiró las piernas y se levantó el vestido para acariciar su vientre, tan redondo, abultado y blanco como un trozo de luna esmaltada. Los dedos jugaron entre ellos y una de sus yemas dibujó, imaginando sobre la luna, una diminuta sonrisa bajo la piel nívea y estirada; luego trazó unos ojos, y más tarde una mano muy pequeña de frágiles dedos y uñas mojadas, una manita pegada a una oreja que caracoleaba ansiosa por nuevos sonidos y melodías templadas.

La mujer cogió de la mesita de noche unos auriculares y los depositó sobre su trozo de luna blanca, como si fuesen dos tiernas almohadas.

Luego pulsó play en el mando a distancia...

(Debussy. Clair de Lune)

Y, con las primeras notas, dejó que la piel de su superficie lunar temblara, leve; se erizó el vello de su nuca y por la llanura de su vientre comenzó a abrirse un claro de piano, y con ese claro, aunque ella no los pudiera ver, unos ojos oscuros pestañearon, dentro, y unas manos se abrieron de golpe, en un solo movimiento, y los dedos languidecieron luego, cerrándose poco a poco, enroscándose lentos, como si fuesen diminutos bebés que se encojen y se estuvieran durmiendo.

La madre sonrió, ella también, y el tierno vibrar de la melodía en su vientre acabó por sumir a ambas en un placentero sueño."

*foto de aquí

-.-

En la cabecera del blog he incluido un enlace sobre mí, titulado "El Autor". Si pincháis sobre él podréis leer un breve currículum junto a una de mis fotos.